¡Tu carrito está actualmente vacío!
Como indicamos en nuestra anterior entrada referente a productos ecológicos (Los productos ecológicos, ¿son mejores?), el Reglamento Europeo (CE 834/2007) establece los criterios que deben seguir los productos agroalimentarios para poder ser etiquetados como productos ecológicos.
Básicamente, los productos agroalimentarios podrán ser etiquetados como “ecológicos” cuando, en su producción, cumplan estas características:
- Límites muy estrictos en el uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos, antibióticos para ganado, aditivos y coadyuvantes en alimentos, y otros insumos.
- Prohibición del uso de organismos modificados genéticamente.
En España, las Comunidades Autónomas se encargan de controlar el cumplimiento de estos preceptos a través de los comités que inspeccionan a los productores. En algunas Comunidades Autónomas la gestión de la certificación ecológica ha sido encargada a empresas certificadoras externas.
El sector de productos ecológicos está creciendo en nuestro país. A pesar de la crisis, cada vez más consumidores se acercan a estos productos preocupados fundamentalmente por su salud y/o por el impacto ambiental de la agricultura convencional.
Los productos ecológicos son promocionados como mejores, organolépticamente hablando, más saludables y más respetuosos con el medio ambiente. No obstante, estos productos tienen que sortear dos problemas fundamentales.
El primero, fundamental en los tiempos que corren, es el precio. En líneas generales el precio de los alimentos ecológicos es mayor, básicamente por los costes de distribución y por algunas prácticas que limitan la productividad como único objetivo.
Otro factor es el acceso a estos productos. En este caso, el mercado se está moviendo. Ya no es difícil encontrar estos productos en los lineales del supermercado y han proliferado múltiples tiendas físicas y online que venden exclusivamente estos productos. Otra opción muy interesante pero, por desgracia, aún no muy popular, son los denominados grupos de consumo que agrupan consumidores, contactando con productores para mejorar el canal de distribución. Por último los mercados y ferias de productos ecológicos y/o artesanos ofrecen la posibilidad de un contacto más directo entre productor y consumidor, aunque están orientados a un consumo de ocio.
Teniendo en cuenta estos aspectos, podemos decir que el futuro de los productos ecológicos es halagüeño. Cada vez hay más demanda por lo que, en teoría, los principales problemas que hemos comentado, tienden a solucionarse. Los productos se popularizarán con lo cual bajará el precio y aumentará su disponibilidad.
Esta situación por el contrario, puede llevar a que se hereden también los problemas que asolan actualmente a la agricultura convencional. Intermediarios especuladores, grandes distribuidoras con gran poder sobre los precios, falta de información sobre el origen de los productos y su producción, etc.
La gran cuestión es, ¿son los productos ecológicos sostenibles?
Si analizamos el concepto de producto sostenible como aquel que proporciona un medio de vida digno a su productor, es satisfactorio en cuanto a sus cualidades organolépticas y nutritivas y su medio de produccion respeta el entorno, podemos tener ciertas dudas acerca de si todos los productos ecológicos cumplen estas premisas.
Cualidades organolépticas y nutritivas: Algunos estudios establecen mejores concentraciones de vitaminas en vegetales y frutas y mejor balance proteínico y lipídico en carnes. También hay diferencias nutricionales entre los productos cultivados en invernadero y al aire libre (entrevista M Dolores Raigón). Respecto a las cualidades relacionadas con el sabor, no hay evidencias al respecto. El sabor va a depender básicamente del punto de maduración, la variedad o raza y la frescura del producto. ¿Tenemos en cuenta la estacionalidad a la hora de consumir productos ecológicos?
Cualidades «sociales»: Ningún producto es sostenible si el productor no recibe un precio justo por el mismo. Actualmente los productores ecológicos tienen dificultades para vender sus productos a un precio justo (por las razones que antes hemos comentado). En un futuro de mayor demanda, con la entrada en el sector de las grandes distribuidoras y los intermediarios especulativos, ¿mejorará la situación?
Por otro lado, ¿nos preocupamos de que los proyectos ecológicos puedan influir en otros aspectos como fijar población rural y combatir el abandono de nuestros pueblos?
Respeto Ambiental: La no utilización de productos de síntesis es un valor ambiental notable. No obstante, hay que ver las alternativas disponibles y valorar su impacto. Por otro lado, ¿analizamos el impacto del transporte y de la distribución de estos productos?. ¿Tenemos en cuenta otros factores realmente interesantes desde el punto de vista ambiental como la conservación de la biodiversidad en cultivos y ganado, la producción local como medio para disminuir el impacto del transporte, o la utilización de sistemas complementarios en la producción y cultivo?.
¿Nos asegura la certificación y etiquetado ecológico el cumplimiento de estos criterios sostenibles?…
¿Tenemos información suficiente acerca de estos criterios, en los productos ecológicos que compramos?…
Las soluciones son complejas pero pasan por acercar a consumidor y productor. Deberían ser los consumidores los que puedan decidir, con una información adecuada, qué comprar y a quién comprarlo.
Como consumidores deberíamos buscar y pedir la información que nos permita decidir.
NOTA: Os recomiendo este artículo del blog de Pedro Linares hablando de productos ecológicos y sostenibilidad.
EsDeRaíz