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Casi todos lo consumimos a diario aceite de palma pero pocos conocemos que hay detrás de este ingrediente hoy omnipresente en multitud de productos incluidos chocolates, bollería, galletas, cereales, pan, helados y hasta productos de limpieza y cosmética.
Esta grasa de origen vegetal es la más consumida actualmente en el mundo, no tanto de manera directa si no como grasa a utilizar para la elaboración de múltiples productos. La razón básicamente se debe a su bajo coste, sus propiedades (textura, estabilidad, no se enrancia, no da sabor) y su versatilidad.
Hasta ahora aparece camuflado como «aceite vegetal» en las etiquetas de muchos productos junto a otros como aceite de coco, girasol, colza, etc. En breve, con la nueva normativa europea sobre etiquetado, los fabricantes tendrán que especificar los tipos de grasa que utilizan en cada producto.
El aceite de palma proviene del fruto del árbol denominado Palma Africana (Elaeis guineensis), hoy en día cultivado en multitud de países, desde latinoamérica al sudeste asiático. Algunos de los países principales productores son Indonesia, Malasia, Tailandia, Colombia y Ecuador.
El aceite de palma básicamente está formado por ácidos grasos saturados (esencialmente palmítico), ácido oleico y otros ácidos grasos insaturados. Podemos considerarlo una alternativa a las perniciosas grasas hidrogenadas aunque nutricionalmente hay grasas de mejor calidad como nuestro aceite de oliva.
Pero entonces ¿a qué se debe el revuelo que está causando?. Básicamente al impacto ambiental y social que representa su éxito como monocultivo imperante en muchas zonas del planeta.
Es un cultivo con una alta productividad lo que le hace muy competitivo frente a otros cultivos como la colza o la soja (10 veces más), esto hace abaratar el precio y es la explicación (junto a sus propiedades) de su éxito masivo. Al tener una fortísima demanda, las necesidades de nuevos terrenos para su cultivo en zonas tropicales, hacen que se eliminen grandes cantidades de selva tropical con el fin de poder plantar la famosa palma. Un ejemplo, Indonesia ocupa la tercera posición en cuanto a emisión de dióxido de carbono tras China y EEUU…
En este gráfico podemos observar la deforestación de la isla de Borneo debida en gran parte a la búsqueda de tierras para su cultivo (fuente OCU)
En estas áreas, al perderse superficie forestal se pone en peligro a multitud de especies protegidas como el orangután.
No solo el impacto ambiental es importante, también hay un impacto social importante traducido en presión sobre pequeñas comunidades locales que se ven desplazadas en la búsqueda de tierras donde plantar la palma y condiciones de semi-exclavitud en los empleados que trabajan en las explotaciones, trabajo infantil, discriminación, etc.
El problema se repite, dado el sistema que tienen las grandes empresas (con Wilmar a la cabeza con un 45% del mercado) que controlan la producción y distribución de este aceite, de actuar. Estas empresas, con el beneplácito de los gobiernos y grandes instituciones como el Banco Mundial, el FMI o la Agencia para el desarrollo internacional de los Estados Unidos, aprovechan unos marcos regulatorios hechos a medida y unas fuertes subvenciones y préstamos, para expandir su negocio. Siempre con la excusa de la competitividad. Se anima a los países del sur a centrarse en cultivos con un mayor valor añadido en los mercados internacionales, lo cual implica abandonar los cultivos de subsistencia (mijo, arroz…).
Así lo explica Víctor Arroyo, ingeniero ecuatoriano. Es una tendencia mundial que la producción se va desligando de la tenencia de la tierra. Se dan contratos de precompra: tú siembras, yo te compro la producción; a través de un crédito, te entrego insumos y asistencia técnica, y tú sólo me puedes vender a mí. Así, las empresas derivan el riesgo.
Extracto extraído del artículo ¿Qué comeremos, si todo es palma y caña? de Nazaret Castro. Carro de Combate
Alternativas
Dadas las ventajas a nivel funcional del aceite de palma y su productividad, podemos decir que las alternativas son pocas. En palabras de Michelle Desilets, fundadora del Orangutan Land Trust, la única alternativa al aceite de palma es el aceite de palma sostenible.
Fuente. Cargill’s Problems With Palm Oil, por Rainforest Action Network en Flickr con licencia Creative Commons by-nc/2.0
En esta premisa se funda en 2004 a iniciativa del WWF (World Wildlife Foud) la mesa redonda para e aceite de palma sostenible (RSPO en inglés). Después de varios años de trabajo la situación actual es una fuerte controversia ante las denuncias de errores y ocultamiento de incumplimientos en los estándares en las auditorías de control sobre los productores, productores que se adhieren al sello o no según intereses concretos, mecanismos de control y acción correctora lentos y sin aportar soluciones y estándares discutibles como el hecho que se permita deforestar zonas forestales secundarias (ya alteradas por el hombre pero con fuerte biodiversidad) y no se hable nada de derechos laborales.
En definitiva, sin un mecanismo que prohíba la deforestación como origen del aceite de palma comercializado, que fomente los ciclos largos de producción de las explotaciones y que asegure unas condiciones dignas laborales para los trabajadores y sus comunidades, nos seguiremos encontrando con un producto insostenible.
En EsDeRaíz comercializamos productos sin aceite de palma, utilizando otras grasas vegetales como aceite de oliva virgen extra. Madalenas de El Zorzal, Galletas de Bioalándalus
EsDeRaíz